martes, 28 de octubre de 2008

Are we there jet?

Nuestra mejor aventura en Canadá fue en tres dimensiones...

En la única heladería de Osoyoos, luego de un buen chapuzón en el lago, con mas de 30 grados de calor, y sin mucho mas que hacer en ese tranquilo pueblo, decidimos tomar un ice cream, antes de iniciar nuestra retirada.

Margaret no estuvo para recibirnos de visita en su casa, un trámite de ultimo momento la alejo de nuestros planes.

Fue entonces cuando de la nada, se apareció el conejo de la suerte y al escuchar nuestro spanglish volteo y nos pregunto: are you chilean?.... a coro, las tres: YES!!!!.

De ahí en adelante todo sucedió demasiado rápido.
José, chileno, exiliado, misionero, hablando de su pasado, y sus duras experiencias tras el golpe militar chileno. Andrea, su compañera, al piano en el templo de oración, deleitándonos con una canción propia.

Marlene, anonadada parla que parla con Andrea. En la gradería del templo, Aurora y yo con el tremendo signo de interrogación... Nos convertirán?....A mi no, dije, Yo tampoco dijo ella. Ambas concluimos en que la única que corría peligro era nuestra loca amiga.

Ninguna acostumbrada a entrar en estos planos que te sacan de toda realidad presente.
El cuadro estaba completo, José necesitaba información de su pueblo desde donde había sido arrojado sin retorno.
Nosotras, sin alojamiento dentro del presupuesto en ese lejano lugar.
Me hizo sonreír y recordar que todo en este Universo esta dispuesto de la manera más armoniosa posible.

Estaba escrito que dormiríamos gratis en Osoyoos de cualquier manera... destino!!!.

Andrea, la chica israelita que misionaba junto a José, nos ofreció amablemente su casa rodante... Otra coincidencia?, Noooo, dormiríamos en “mi” casa rodante, con la que transmiti durante todo el viaje. La misma que he visto en mis planes a futuro, la que hay por montones en Canadá, por fin sabría lo que se siente arriba de una casa rodante, Aha – ha – ha...

Siguiente escena de esta aventura fue la cena. Debimos decidir por comida china o mexicana, a coro nuevamente, decidimos MEXICANA!!!.

Todos arriba, José de chofer y hacia el borde yanki los boletos.

Un tramite menor en la aduana gringa, y endilgamos hacia México lindo... mejor dicho, hacia el borde yanki con sabor mexicano.

Diez minutos de camino y ya estábamos en el restaurante.
Lleno, mas de 45 minutos de espera por una mesa era demasiado, decidimos seguir adelante, ilusionadas en solo un par de cuadras mas en el pueblito de Oroville... Sin embargo, algo salió mal en mis cálculos y, kilometers more kilometers, nos recordó al simpático burro de Shrek,.... las tres a coro:.....are we there jet?... del otro lado: Nooouuu!!!.

Nos pasamos miles de películas de pura ficción...

Nos estarán raptando?... Nos dejaran en el lado yanki?... Se quedaran con nuestra camioneta?.... Quien podría saber donde reshit nos perdimos en estos desérticos lugares?... Recordaba las aventuras de miles de mexicanos intentando atravesar la frontera en busca del sueño americano... plop.
Así, por mas de 45 minutos, los mismos que habríamos esperado pacientemente por una mesa desocupada en Oroville, fue el tiempo que demoramos hasta el siguiente pueblo... Juas.

Omak, bastante más grande que Oroville, nuestra cena por fin y la diversión mexicana con la simpatía de los charros. El entretenido acento mexicano de José, hicieron olvidarnos de todos los malos presagios del camino y dejar en nuestro recuerdo una dinner que no olvidaremos, so funny!!!.

Terminada la cena, cerca de las 22 horas ya, la parada, por fin, en el market que nos había penado con Aurora desde que salimos de Chile. WallMart!!!.

No te lo puedes perder!!!, Es como un Líder gigante, súper barato, donde venden de toooooodo y abierto las 24 hrs. del día. Lo mas entretenido: shoping de noche.. Fue la recomendación de Mabel... juas.

Las 23 hrs. los ojos pesados por el cansancio del día, ni la zambullida loca en el lake de Osoyoos había logrado renovar energías, propio del cansancio del viaje.

El regreso fue menos parlanchín, lo justo y necesario para que José mantuviera los ojos al volante mas nuestro “Are we there jet?”, cada cinco minutos, mantuvo nuestros sentidos en la oscura noche.

El cansancio nos venció y nos abandonamos a la buena de Dios. A esas alturas, la cama daba lo mismo, así que la motor-home nos pareció un castillo, a pesar de lo deteriorada que estaba, tanto que cada vez que Aurora giraba en cada ronquido, la casa se movía cual bote en aguas turbulentas... jo jo..

Por la mañana, early, la idea era un baño en el lago para no seguir incomodando a estos buenos amigos, but, un duchón casi robado y en pareja, nos sacó de golpe la pereza.

Nuestras maletas sin bajar del auto, nos obligó al recambio en plena calle.....JO. Quien lo diría, lady creysi cambiándose churrines en medio de la calle.. de cuento para nietos jajaja.

Un buen café, mas los datos necesarios de contacto, fue la ultima experiencia con estos extraños amigos en esta aventura de otra dimensión.

Bencina en el borde yanki antes de partir de regreso a Calgary, mucho más barata, of course, mas las frutas de rigor en la tienda de Fernández, fue lo ultimo que vivimos en Osoyoos.

En ruta nos esperaban muchas aventuras aun, but el largo camino nos recordaba cada cierto tiempo nuestro....Are We there jeat?....

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