miércoles, 23 de septiembre de 2009

San Pedro...

Que de santo no tiene nada, nada de nada.

El cosmopolita lugar es un centro de reunión de miles de turistas que locos por ver la genialidad del desierto mas árido del planeta, se agolpan en las empolvadas calles del desértico lugar.

Muchos europeos, brasileños, españoles, asiáticos y hasta uno que otro chileno...jo; pasean libres y sonrientes perdidos entre lugareños.

Los atacameños son gente cálida y orgullosa de su cultura, aunque no todos según Mickell, guía atacameño, seco en su pega, que es capaz de internarse por entre montañas y cordilleras rocosas a campo travieso haciendo caminos sin huella marcada.

La brújula? En su memoria, que mantiene desde niño cada vez que se internaba de visita a su legendario abuelo en el Salar de Tara.

Miles y miles de kilómetros atravesados por entre rojos y polvorientas huellas turísticas. Para llegar a lugares sagrados que corresponde reverenciar ante su magnificencia.

Maravilloso lugar y una experiencia única de vivir.

Hay que estar allí, sentir el frío en los huesos y caminar a cuatro mil ochocientos cincuenta metros de altura.... me caigo che; para saber lo que es ser atacameño.

Combatir el mal de puna para los mas nivelados con el mar y desacelerar el paso para los mas inquietos como yo, ávidos de capturar millares de imágenes tan cambiantes como este Chile hermoso.

Nunca vi tantos colores juntos, pintados en montañas rocosas, como en el Valle del Arco Iris, wonderful, ni tanta majestuosidad como en las lagunas altiplánicas Miscanti y Miñique.

Admirar ese paisaje paradisíaco hizo conexión directa con lo místico y profundo en mi.

Es el lugar ideal para una reflexión directa y profunda.

Mi inseparable cámara, dos por si falla una, pasmadas ante tanta toma perfecta, es que en este lugar no caben las tomas feas, cada espacio y cada lugar visitado cual mas fantástico al otro, te petrifica.

Los mas conocidos, Salar de Atacama, con escasos flamencos en mi paso, Cejar y los Ojos del Salado, los incomparables géiser y Puritama, con su agua tibia y mineralizada corriente abajo.

Toconao y su legendaria existencia, el Pukara de Quitor y el Valle de la Luna y de Marte, mas tantos y tantos otros lugares maravillosos.

Muy pocos días para recorrer paisajes únicos e irrepetibles.

Definitivamente este país es excepcional, lo dicen los millones de turistas que se pelean por un espacio en los innumerables hostales de San Pedro.

Cualquier lugar da lo mismo si estas dentro de los afortunados que pueden darse el lujo de una visita a San Pedro, porque realmente es un lujo y de los caros, con precios prohibitivos para el común de los chilenos y que esta ahí, disponible para quien quiera enriquecer sus experiencias terrenales.

Me recordó Aguas Calientes, en el alto Perú, otro cosmopolita lugar donde confluyen muchas culturas deseosas de comunicación universal.

Pernoctar en ese lugar fue mágico, y la trucha salmonada al ajillo en la vía férrea, uno al lado del otro sin importar raza ni color, fue imperdible, aun retengo los maravillosos colores de las descomunales mariposas incaicas que obligaban a dar gracias por tener el privilegio de caminar por entre sus vuelos.

En San Pedro se respiraba el mismo ambiente, entre medias lenguas y gestos intentando darse a entender, lo importante era lo esencial, disfrutar del paisaje uno al lado del otro sin importar el origen.

Como broche de oro el astrónomo francés, Alain Maury, que con su humor irónicamente blanco te entrega base sobre constelaciones y estrellas, quizás ya extinguidas. Un tour diferente.

Así, cualquiera se interesa en la astronomía, de risas y chocolate caliente entre vistas telescópicas, en una espectacular noche despejadísima y fría, nos permitió conocer un poco mas sobre lo pequeños que somos en este inmenso universo.

Quiero volver y recorrer cada rincón a pata, no dejar un solo rincón sin ver, saber mas de esa cultura escondida en ese tan lejano lugar.

A saber, Chile debe enorgullecerse de esas caras partidas por el hielo y sol, debemos devolver oportunidades para ellos, legalizar derechos sobre turismo propio, con toda esa cultura debe ser necesariamente impartidas por los lugareños, no como hoy, que hay muchos afuerinos haciendo exabrupto de pertenencias discutidas y de mala calidad, pues ni siquiera en lenguaje y disposición igualan a los atacameños.

Así fue este viaje que me costo años materializar pero que valió la pena indiscutidamente, tal y cual el resto de los lugares que he escogido conocer.

Hoy tengo ganas de tirar una vez mas mi brújula y ver que otro maravilloso lugar de este sorprendente planeta se acerca a mi curiosidad, tengo algunas ideas, que ya por razones obvias, deberá ser hacia las afueras de esta larga y angosta faja de tierra.
Fotos by MadPat en San Pedro de Atacama.